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Mostrando entradas de octubre, 2009

Crónicas de Rio – “¿Buscas bebida, diversión… amor?”

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Me han preguntado ¿por qué escribís solo de mujeres y sexoservidoras brasileñas? ¿Acaso Rio de Janeiro no tiene personajes, paisajes, otras historias? Pues sí, confieso que también están los porteros de las barrashow, o bares como les llaman allá. Vestidos de traje y peinados con mucha gel, parecen personajes sacados directamente del programa Los Sopranos. Hablan quedito, casi susurrando. En dos segundos llaman la atención y crean una burbuja de confianza. Yo, un turista solitario con cara de curioso (o de baboso), era la presa perfecta para ellos. Se me acercaban arreglándose la corbata y me trataban como si fuéramos amigos de infancia que hace años no nos veíamos. Siempre con una sonrisa, muy frescos, muy fraternales. “Hola amigo, ¿de dónde eres?”, era la frase con la que me abordaban mientras me daban sus volantes. Siempre había una pequeña plática antes de la invitación a conocer las instalaciones. La que más me gustó fue “¿Buscas bebida, diversión… amor?”, de un portero quien casi...

Crónicas de Rio – Se vende amor caro y barato

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“Copacabana es famoso por su vida nocturna, los show de mujeres y burdeles”, me dijo el taxista quien me llevaba al hotel. No sé qué cara me vio, yo ni le había preguntado sobre el tema. “Y éste es un sector muy popular por sus trasvestis”, me comentó, señalando con firmeza. Insisto, no sé qué cara me vio. Lo que les puedo dar fe es que durante mi primera noche en Copacabana, la cual siento duró siglos, caminé por toda Avenida Atlántica. Y sí, después de las 11 de la noche, la luna comenzó a hacer de las suyas. Conocí tres niveles de posibles acompañantes para turistas masculinos, cada uno con sus virtudes y peligros. Eso sí, todos con un precio nuy caro, y no estrictamente monetario. Nivel LUXURY: En la discoteca HELP, la cola para entrar era larguísima y hecha solamente por mujeres, todas guapísimas. Parecían supermodelos. Vestidos brillantes, peinados elaborados, casi dos metros de altura. “Debe haber muy buen ambiente ahí adentro”, pensé. Pero me llamó la atención que en el restaur...

Crónicas de Rio: Las putas de mierda

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Aeropuerto de Rio de Janeiro. Sala de espera. Yo leía en la tienda de recuerdos un artículo sobre The Beatles y por qué se separaron. Se parqueó a mi lado una joven argentina de 15 años, calculo, a leer revistas. Era de un grupo de casi 30 chicos y chicas de ese país quienes creo regresaban de una destrabada escursión. De esa joven muchedumbre, salió otra mujercita a buscar a su amiga quien leía una Marie Claire a mi derecha. - Vos, puta de mierda, mis viejos me van a matar. Ya les topé la tarjeta. Ya no puedo seguir gastando más. - Puta de mierda, la cagaste. Hoy te matan. Que tonta eres. - Sí, pero puta de mierda, ni que me hubiera metido todo lo que se metieron ellos (y señaló a tres compañeros de ella, quienes acostados en el suelo del pasillo, lucían como un trío de cadáveres). - Ese es problema de ellos, puta de mierda, mejor calmala. - (Se apareció otra compañera) Putas de mierda, ¿en qué andan? - Puta de mierda, topé la tarjeta. - Estúpida puta de mierda, yo te lo advertí. Mejo...

Crónicas de Río: La mulata del tatuaje

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Mi primera salida en Copacabana. Era jueves en la noche, estaba solo y con mucha curiosidad de conocer el lugar. Caminé casi toda la Avenida Atlántica, habían lugares para todo tipo de gusto musical: bossa nova, pop, piano, electrónica. Pero hubo un bar roquero con un atractivo de lujo. Una mulata brasileña bailaba canciones de Buckcherry y Aerosmith por puro hobby, era cliente. ¿A quién le bailaba? Se preguntarán. La respuesta es: a una su amiga sentada en la barra. La bailarina se movía cual culebra en cazería. Giraba su cabeza como enloquecida y se secaba el sudor con su blusa. Acariciaba sus caderas y trababa los ojos. Sus amigos que la rodeaban, de vez en cuando le regalaban unos segundos de sus miradas, como si le hicieran un favor. “No se la merecen”, pensé. Como que su blusa blanca le estorbaba sus movimientos de cadera, así que se la levantó y amarró, dejando al descubierto su vientre y parte baja de la espalda. Y ¡Oh Dios! Tenía un gran tatuaje de un dragón con colores azul, ...

Crónicas de Río: Las tres playas

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No se debe creer todo lo que se lee. ¿Y lo que se ve en las postales turísticas? La Playa de Copacabana es famosa por muchos detalles. Yo conocí tres de sus tantas facetas. 1. El relax. Tenía solamente media hora para conocer esta playa. Fue nuestro primer encuentro. Toqué la arena pálida, sentí la brisa, disfruté el paisaje de montañas y edificios. Pero, ¿y las mujeres que siempre he visto en la televisión y en revistas? Esas clones de Gisele Bündchen tomando el sol en diminutos bikinis, corriendo a saltitos con sus amigas, saliendo de manera lenta del mar exprimiéndose la melen mojada… ¿Dónde estaban? Los únicos seres vivos cercanos era un grupo de pájaros en pleno relax. “Ayer llovió todo el día y hoy es viernes, así que o les dio pereza venir o están trabajando y estudiando”, me comentó el salvavidas. Tendría que esperar un día más para ver a las brasileñas en la playa. Antes de irme llegaron dos grupos pequeños de mujeres a acostarse en la arena. No eran los clones bundcheniezcos ...

Shine a light – para rendirse ante los Rolling Stones

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Mi primer encuentro con la música de los Rolling Stones fue en 1999. Era la primera ocasión que Saúl Hernández y sus Jaguares visitaban Guatemala. Antes del concierto, para calentar motores, apagaron las luces y pusieron música de los Stones. En ese año, un grupo casi desconocido para mí. Fue fascinante observar como las canciones se iban apoderando de las personas. Cuando menos lo sentimos, todos bailábamos con los ritmos de Sympathy for the devil y Paint it black. Todo era danza, todo era libertad, todo era una gran fiesta. Las mujeres, con sus playeras negras, levantaban los brazos, se recogían la melena, movían las caderas, los hombros, la boca. Los hombres disfrutaban el improvisado espectáculo y cantaban los coros de Jagger. Fueron 25 minutos de posesión. Era tan fácil rendirse a esas melodías, que mi colmo es recordar más esos momentos que el mismo toque de los mexicanos. Llegué a la conclusión, “esta mierda es la escencia del rock&roll, así se hacen las cosas”. Hace unos dí...

Treinta y trés... y contando

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Cuando tenía 13 años de edad me gustaba imaginar cómo sería mi vida cuando cumpliera 33. No sé, el número me llamaba la atención. El resultado de tales imaginaciones, los comparo con quien soy ahora que cumplo esa edad y … ¿cómo lo digo? El caso es… Para comenzar, en esos pensamientos me veía con barba espesa y buen peinado, mejor cuerpo, viviendo en mi propio apartamento, teniendo un trabajo de oficina con un pago razonable, pocos pero buenos amigos, buena ropa, buen equipo de sonido y muchos discos, carro estable, comodidad para viajar, novias lindas, muchos dulces pecadillos y de lo más importante es que estaría atento a los fines de semana para ir a traer a mi hijo porque él viviría con su madre de lunes a viernes. Esos eran mis sueños, con demasiado toque realista creo yo. Sentía que el éxito era estar vivo, valorando y disfrutando lo que tenía. Ahora me veo y estoy agradecido de haberme escapado de algunas vivencias esperadas. Si alguien me habría leído el tarot en 1989 y dicho q...

Cuando cantó Todo cambia

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Paula estaba muy entusiasmada por conocerla en persona. Yo no. Hace algunos años había presenciado uno de los escenarios más hipócritas de mi vida, con su música de fondo. Fue en el primer concierto de Mercedes Sosa en Guatemala, en un hotel, con entradas carísimas, en mesas de lujo. Las escenas de argentinos adinerados, argentinos wannabes, izquierdistas pudientes y guatemaltecos soñando ser cubanos, todos gritando felices a todo pulmón canciones de protesta, me dio tanto asco que esa misma noche dejé de ser fanático de su música. Y peor aún, ni cantó mi canción favorita de ella. Por eso, años después fue difícil el contagio de la emoción de Paula, con quien recibiríamos a la cantante en el aeropuerto un día antes de su último concierto en Guatemala. Ella le haría algunas fotos, yo la entrevistaría. Cuando salió del aeropuerto sentada en silla de ruedas, mostró una sonrisa encantadora. Mercedes estaba feliz. Luego en el hotel, mientras preparaban su habitación, me le acerqué para inte...

Gabriel Arana tiene razón, soy un geek

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Tenía tres años de no ordenar mis dvds. Mi novia me ayudó en el arreglo. - ¿David, qué tiene este porta dvds? - Mi linda, estas son películas que no he visto y quiero verlas lo antes posible. - ¿Y aquel otro? - Son las pendientes, pero no me urge. - ¿Y este cd wallet? - Cuidémoslas, porque son las que me han prestado y no he visto. - ¿Este fólder cuáles tiene? - Estas me gustan, pero puedo prestar sin importar que me las devuelvan. - ¿De verdad? Y este otro fólder. - Ah, estas son las que me gustan y no presto. - (Ya con cara de asustada)¿Y el cartapacio? - Ahí tengo los musicales y conciertos. - ¿Y este otro? - Aquí están mis películas favoritas. - No lo puedo creer… ¿Y estas cuáles son entonces? - Estas son las VIP, porque son mis dvds originales y superfavoritos. - ¿Y aquellos?. - Mi amor, esos son mis ediciones especiales. - ¿Te das cuenta de algo? - SIIII… Gabriel Arana tiene razón, SOY UN GEEK… ala gran puta… ya lo acepto, vaya. - Una noche dentro de Paris, School Girls, Pretty P...