viernes, 20 de febrero de 2015

Searching For Sugarman – días de melancolía, de milagros y de aventura

El documental comienza con una canción de folk, apuñalada con una voz tan triste y melancólica como la letra. “Sugarman / won’t you hurry / ‘couse I’m tired of these scenes / For a blue coin / won’t you bring back all those colors to my dreams”, son las palabras de la canción acerca de la búsqueda de un dealer callejero.

Resulta que existe una leyenda en Detroit de un cantautor que, después de grabar dos grandiosos discos que nadie escuchó, decidió matarse encima del escenario durante un concierto.

Los pocos que lo conocieron lo describen como un ser oscuro y misterioso. Un espíritu malentendido y torturado hasta cierto punto.

Además de esa espeluznante trama, se disfruta de la música de este artista, que por cierto, es genial. Algunos en el filme lo comparan con un joven Bob Dylan, pero latino, siempre cantando en inglés. Todo esto se incluye en el conmovedor e impresionante documental “Searching For Sugarman”.

Hace algunos años, por causas de trabajo, tuve la oportunidad de viajar a Detroit. Las escenas del documental en la que muestran a una ciudad setentera, en decadencia y pobreza, se parece mucho a la que conocí. Los paisajes fríos e iluminados con luces neón, y la nieve mezclándose con la tierra y tornándose café (o “color mierda” como me dijeron allá).

Las calles están solitarias casi siempre porque no hay razón de salir de las casas. Hay demasiado frío y pocas plazas de trabajo. “¿Con tantos lugares tan bonitos en Estados Unidos, ¿por qué viniste acá?”, me estuvieron preguntando durante todo el viaje. "Con tantos lugares lindos, ¿por qué Detroit?".

Este cantante, conocido como Rodríguez, describió esta cochambrosa ciudad en sus discos. “Were you tortured by your own thirst / in those pleasures that you seek / that made you Tom the Curious / that make you James the Weak”, es otra de las afiladas líneas de este desconocido genio.

Así que, “Searching For Sugarman”, altamente recomendado.


lunes, 26 de enero de 2015

“La Grande Bellezza” - ¿Para qué sigo aquí?



Nunca he sido de las personas que visualizan su futuro. Lo he hecho en pocas ocasiones y en algunas he pegado en el blanco. A veces, el miedo te acuchilla los ojos y te ata las manos y los pies.

Al ver la película italiana La Grande Bellezza, y conocer a Jep, el personaje protagonista, no tuve la necesidad de invocar a poderes extrasensoriales para saber que por ese camino puede desembocar mi existencia, si es que me va más o menos bien.

Jep es un periodista y escritor que vive en una Roma que bien podría ser Guatemala: una ciudad amarga, vacía y descompuesta, que es una sombra de lo que pudo haber sido. “No me interesa ser mundano, quiero ser el rey de lo mundano”, dice el personaje mientras reflexiona que no puede seguir malgastando su tiempo en hacer lo que no le gusta.

Al ver a sus amigos hacer “el trencito” mientras bailan, Jep dice: “me encantan nuestros trenes, porque al igual que Roma, no van a ninguna parte”.

Seguramente llegará el momento en que la pregunta en mi tren deje de ser “¿para qué he venido?”, porque se habrá transformado en “¿para qué sigo aquí?”. Para esa entonces, espero que el cinismo o el cansancio sean dos medicinas que pueda utilizar para aliviar el dolor. Mi deber es practicar.

Los amigos de Jep son pocos, pero queridos. Los une la decadencia y el convencimiento de que todo está perdido, así que es mejor tratar de pasarla bien y sonreir uno al otro mientras el mundo sigue hundiéndose en la porquería. En eso ya estoy practicando.

Quisiera envejecer con esos amigos que les interesan los sentimientos y con quienes nos maravillaremos de los detalles de las bellezas pequeñas, porque dentro de unos años, las grandes ya habrán desaparecido.

Solo nos quedarán las memorias y la nostalgia, dos bestias que patean duro en la soledad.

lunes, 19 de enero de 2015

El grupo de Facebook Cinéfilos de Guatemala (o cómo cinéfilos de un país en desarrollo se rasgan las vestiduras)


Nunca pensé encontrar tanta pasión y entrega en un grupo de Facebook, y menos con una temática artística: el cine. Esa energía que tienen los guatemaltecos para pelear causas perdidas (Rojos vrs Cremas – Patriotas vrs Líder – roquers vrs fresas - católicos vrs evangélicos) se disfruta en Cinéfilos de Guatemala, donde encuentras de todo. ¿Qué mejor que discutir sobre cine?

"Es muy buena" - "Es malísima" - "Es mi favorita" - "Lo siento por tus gustos" - "Es la mejor de este género" - "Eres un ignorante" - "No es tan mala como la primera" - "¿Cómo de que no? es peor". Esas son algunas de las conversaciones que uno disfruta en el grupo. 

Pero no todo es pelea. Están los amigos que publican trailers y fotos de películas rarísimas, los que comparten noticias, los que colocan información insólita pero importante para cualquier cinéfilo, los que comparten sentimientos y experiencias y los que son buleados porque les gusta el cine comercial (o fresa pues).

Están los aficionados que idolatran a Lars von Trier (por lo menos aseguran haber visto Ninfómana, la uno y la dos), los que aseguran que los fanáticos de Nolan son (somos) hipsters, los defensores con piedras y palos de Stanley Kubrick, los que promocionan el cine nacional y los que adoran las películas de Woody Allen (ese soy yo).

Existen críticos y reseñistas neófitos que destruyen clásicos del cine como si fueran una bola gigante de acero tirando a pedazos a una edificación antigua, sin importarle la historia que guarda; sin valorar lo que significó en su tiempo y lo que inspiró a futuros creadores.

Hay expertos (así dicen) que aseguran que todo está bien, pero también está mal.

Están los que aclaman todo y también los que llevan la contraria (como cualquier grupo social en el país), y los que van contando las películas que ven (eso, mis respetos).

Hasta cortes comerciales se encuentran en la página cuando alguien entra a promocionar un producto, a solicitar dinero o a pedir likes para que su foto sea la ganadora en no-sé-qué estúpida competencia.

Y hay más de mil miembros que no dicen nada, solo ven, celebrando la aventura del voyeurismo.

Si te gusta el cine (y las batallas en redes sociales), puede ser que te la pases bien en este grupo. No soy el administrador, pero te invito a que lo experimentes. ¿Yo? Aprendí a pasármela bien.

Les deseo que vean mucho cine en sus vidas.