lunes, 27 de agosto de 2012

Corro vuelo me acelero hacia la melancolía


En la caja registradora del supermercado, las cuatro señoras que llevaban una carreta llena de botellas de margarita y tequila, se emocionaron al escuchar la música que el DJ de sopas Malher tenía para amenizar la mañana.

Sonó Corro vuelo me acelero, de Timbiriche. “Ala, se acuerdan de cuando hicimos esa coreografía”, gritó una. Comenzaron a bailarla con los pasos de Sasha, Paulina, Alix y Mariana. Agitaban los brazos, movían la cabeza de un lado para otro, daban pataditas y se señalaban con el dedo índice en la parte “todo para estar junto a tiii, junto a tiii”. Siguieron el baile mientras la cajera les cobraba las botellas.

“Ala baby, sí vos, qué buena nos salió, y ganamos el concurso”, recordó otra de ellas. “Y los flecones que nos peinábamos, nos gastábamos medio spray para pelo”, dijo otra.

Las jóvenes edecanes de Colgate se carcajearon. “Las viejas están pedas, jaja”, dijo una. Me desconcertó el comentario. “Qué saben de música y nostalgia estas patojitas”, pensé, mientras pagaba mi cereal de granola y esperaba a que sonara una de Hombres G.

lunes, 20 de agosto de 2012

Girls – Yo también fui acomplejado y deprimido



Sin tanta casaca, les digo que Girls es una gran serie de televisión acerca de jóvenes. Para comenzar, se agradece que no es otro reality show. Luego, las historias son interesantes, las locaciones chingonas, música de a huevo y los personajes son tan tontos, chistosos, raros, inmaduros y patéticos que resultan ser muy humanos al final de cada episodio.

Y si profundizo un poco, el personaje principal, Hannah, es tan acomplejada y deprimente que me recuerda demasiado a mí cuando tenía alrededor de 20 y 25 años. Ella es una recién graduada en letras y aspirante a escritora que no consigue un trabajo “digno”, su novio pareciera ser un total imbécil y su carrera como autora no despega. Inclusive, hay un episodio que es de mis favoritos, en el que se caga de la envidia porque una su compañera de universidad publicó un libro antes que ella, y era acerca de una tragedia. “Se le murió el novio, maldita suertuda”, dice Hannah mientras ve la portada. 

Y así era yo. Miraba cómo compañeros que creía más tontos que yo conseguían trabajos, escribían en medios alternativos o se graduaban, y yo no. Seguía estancado en mi depresión y era testigo de cómo estudiantes que no sabían distinguir ni siquiera una palabra grave de una esdrújula, conseguían trabajo escribiendo en periódicos y revistas.

E igual, yo no hacía nada para cambiar eso, más que quedarme de brazos cruzados y con el espíritu frustrado, porque sentía que no merecía esas oportunidades y todos esos complejos que solo un joven de clase socioeconómica media puede sentir. Por suerte, me cayó un trabajo, de esos que te exprimen al máximo. Y dejé de llorar, porque no es fácil quejarse cuando trabajas 14 horas al día. Y así terminó la lástima hacia mi persona, así cayeron poco a poco mis complejos (no todos, eh), así entendí que si quería un cambio, mínimo debía moverme.

Por eso me gustó tanto esta serie, que la puedo explicar así: “Girls es como si un director pupilo de Christopher Nolan dirigiera su versión de Sex and the city”. No digo más.

Gracias Serginho por el préstamo. Diste en el clavo.

Y si les dio curiosidad, acá les va un clip.

lunes, 13 de agosto de 2012

Somos un coctel de códigos

Se levanta y para apagar la alarma de su celular pulsa 3 dígitos. Sale de su casa y apaga la alarma: 4 números. Necesita desbloquear el iPod, 4 dígitos. 
Llega a su trabajo y para entrar al edificio: 4 letras. Para acceder a su computadora: 6 dígitos con una mezcla de mayúsculas, minúsculas, números y signos. Necesita sacar una llamada desde su cubículo: el número más el código de 5 dígitos. No puede entrar al sistema sin recordarse de 5 números y 3 letras consonantes y minúsculas.
Correo electrónico: 10 botonazos, Facebook: 11, Twitter: 7, Instagram: 8, Google+: 7. Maldito captcha, repite todo una vez más. Revisa su cuenta vía Internet: 4 pulsaciones. Necesita refaccionar, así que va al cajero a extraer dinero: 4 dígitos. 
Regresa a la oficina: repite 4 letras. Y no son ni las 10 de la mañana.