Tu reflejo es una mierda

- Todavía cargás los chayes pintos.
- Es que no he dormido bien.
- ¿Te regresó el insomnio?
- Sí.
- ¿Cuál de todas las penas te incomoda ahora?
- Creo que todas y ninguna.
- ¿Te siguieron las náuseas?
- Sí, bastante.
- Tal vez estás embarazado.
- Esa es mi broma, no la gastés.
- ¿Y ya te podés concentrar mejor en el trabajo?
- No. Por más que intento, no puedo. Nada me ayuda.
- ¿Pero qué tanto pensás?
- Un puño de muladas, las cuales yo sé, no valen la pena.
- ¿Pensás en tus amigos?
- A veces. Siento que no les doy el tiempo necesario.
- ¿Recordás a tus ex novias?
- Un poco.
- ¿Creés que pagarás el mal karma de tus decisiones con ellas, por haberlas dejado tiradas?
- No pienso en eso.
- ¿Pero sí lo creés?
- Claro.
- Por cierto. ¿Y aquella?
- Ahí.
- ¿Estás triste?
- Lo del gasto, no más.
- Tu reflejo es una mierda.
- Vos sabrás mejor que nadie.
- ¿Siguen tus sueños donde te persiguen?
- Un cacho.
- ¿Te seguís sintiendo solo?
- Sí, pero estoy seguro que es pura costumbre.
- ¿Vas a ir con el loquero?
- Puede ser.
- ¿Te das cuenta que estás bien, pero no lo aceptás?
- Claro, pero ahora, no sé qué tanto.
- Entonces ¿qué putas vas a hacer?
- Todavía no se, pero ahora me voy, porque el efecto del té relajante se me va a ir, y hoy si quiero dormir bien.

Que mi reflejo "es una mierda", dice el imbécil. Como si no se hubiera visto en un espejo.