lunes, 12 de diciembre de 2011

Paranoia Chapina – La caminata de los infectados


Saber que existe una cura fue impactante, pero analizar y darse cuenta de que no sabíamos cuál era fue devastador. Aceptamos nuestra infección de Paranoia Chapina dentro de un bus urbano, el cual nos llevó desde un sector de clase socioeconómica alta de San José, Costa Rica, hasta un parque público precioso. Resultó suficiente un viaje de 15 minutos tomándonos fotografías adentro del bus como si estuviéramos en Disneylandia y sin miedo a que cualquier imbécil nos amenazara con cortarnos las tripas si no le entregábamos nuestra billetera y celular, tal y como la Paranoia Chapina lo indica. Fue un viaje ameno y divertido, para cualquier infectado lo hubiese sido.

La prueba real llegó al siguiente día. Debíamos caminar 3 kilómetros para llegar al mall más cercano antes de viajar de regreso a Guatemala. Así que guardamos con cuidado nuestro dinero y dejamos escondido un poco en el apartamento, porque la Paranoia Chapina dice que los asaltantes callejeros si quieren te piden hasta el calzoncillo sucio, y quienes limpian apartamentos a veces terminan “accidentalmente” con el dinero del cliente en sus bolsillos.

Al salir y con la mente despejada, vimos las tiendas y negocios sin rejas o el clásico guardia de seguridad. Era algo extraño para nosotros los infectados, ya que la Paranoia Chapina narra que todos los negocios cuentan con rejas, razor ribbon, y un guardia chaparrito, maleducado y con escopeta en mano para pegarte un tiro si tienes cara sospechosa.

Caminamos. Nuestra primera prueba fue un carro. La Paranoia Chapina es muy puntual al decir que “peatón que cree que lleva la vía, será un peatón atropellado”, así que dejamos pasar a los vehículos sin importar que en Costa Rica sí se respeta al peatón. La segunda prueba contó con la ayuda de un grupo de guardaespaldas carcajeándose en una esquina. Nos cruzamos a la acera de enfrente para no pasar cerca de ellos, porque la Paranoia Chapina explica perfectamente que un guardaespaldas, e inclusive cualquier guardia de seguridad como antes lo había mencionado, puede atraversarte una bala en la cabeza si se le ronca la gana.

Luego un lindo perrito de casa nos ladró. Saltamos. La Paranoia Chapina instruye en que perro que ladra también te muerde, te corre y arrancará un pedazo de pierna si te alcanza. El chucho al final solo ladró, pero algo despertó adentro de nosotros. Como si burbujeara un químico en la sangre, en el cerebro, al final en todo el cuerpo. “No me asustés chucho, no sabés en lo que me puedo convertir”, murmuró un compañero infectado, y le aprobé su preocupación.

Faltaba solamente un kilómetro para arribar a nuestro destino cuando se parqueó una camioneta con vidrios polarizados. La Paranoia Chapina declara que si un carro con vidrios polarizados te intercepta, es porque te dará una paliza sin remordimiento y despertarás con VIH positivo y sin un riñón. No había de qué preocuparse, era una señora bajando del carro a su hija. La niña era linda, pero el daño estaba consumado. Estábamos nuevamente paranoicos, ansiosos y cansados de la caminata. La mirada diferente, el tono de voz cambiado. Las bromas se bañaban de más sarcasmo para ignorar el miedo. Estábamos al borde, listos para reventar y agarrarnos a pijazos con quien fuera necesario para llegar a salvo a ese bendito mall. La infección de Paranoia Chapina se activó.

Al llegar al mall nos sentimos seguros, aunque no por mucho tiempo. Recordamos enseñanzas de la Paranoia Chapina, las cuales detallan que en centros comerciales los policías y narcos se reparten plomazos por maletas con mucho dinero adentro. Nos confortamos al invocar el conocimiento de que en Costa Rica no hay narcos, o no tantos, así que adentro del mall nos preparamos para disfrutar un par de horas de entretenimiento comercial y banal.

La caminata de regreso, esa se las cuento otro día.

Foto de Mauku.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajja yo tengo ese virus :( que mal verdad? Donde me dejas los motoristas! Que bueno que disfrutaron el trip ;) y ni se quienes son los de la foto ;)

Abrazo!

David Lepe dijo...

Gracias Anónimo. Los de la foto somos los infectados. Saludos.

David Delio dijo...

Todos tenemos desgraciadamente ese virus, más bien te diria que desde Mexico hasta Guatemala vivimos de esa manera, aunque en algunos lugares de Mexico todavia se puede respirar tranquilidad, precisamente eso me paso en mi viaje a Puerto Vallarta y a El Salvador.

En el primero recuerdo que se me olvido una camara y unos lentes en el carro de una amiga estos quedaron a la vista del publico y apresuaradamente le pedi que me abriera el carro para sacarlos para evitar que le rompieran el vidrio y los robaron y ella se molesto muchisimo conmigo y me dijo que no sabia como eran las cosas en Guatemala pero que aqui no era como en el DF, y en el Salvador recuerdo que pude andar tan campante y tranquilo con un primo en la Zona Rosa creo que asi se llama que es el equivalente a la Zona Viva de por aca sin miedo alguno.

Que triste verdad esa maldita paranoia, pero desgraciadamente tambien tuvimos la culpa porque permitimos que el pais se nos fuera de las manos.

David Lepe dijo...

Shoplifter-Davide: Sí, se nos fue de las manos. Gracias por la leída.