lunes, 4 de febrero de 2008

Ojalá


Mi primo Hugo siempre tenía los CDs de moda, yo llegaba a su casa a grabarlos en cassettes.
Un domingo, tomé sus tres nuevas adquisiciones que eran un concierto de AC/DC, el disco de Ugly Kid Joe, y Blood Sugar Sex Magic, de los Red Hot Chili Peppers.
Dentro de estos había un CD que tenía de carátula a un señor casi pelón y con barba estilo candado.
Ni me molesté en leer de quién se trataba y lo dejé caer en la cama.
Mi primo sonrió y me preguntó “nunca has oído a Silvio, ¿verdad?”, a lo que ingenuamente contesté “¿este que parece pianista ruso?”.
Tomó el disco y lo puso en el minicomponente.
Seleccionó el track 3 – Ojalá.
Mi primera impresión fue pensar cómo tantas frases tan fantasiosas y puntuales sobre un corazón roto, tales como “ojalá que la luna pueda salir sin ti”, pudieran estar en una misma canción.
¡Puta, que gran poema de amor había escuchado!
Hugo me lo prestó y yo por un año lo mamé cual bebé de un mes de edad a la teta de su madre.
El nombre del disco era Al final de este viaje, el autor Silvio Rodríguez.
Era increíble, cada canción que escuchaba era una pequeña obra maestra.
Qué se puede hacer con el amorOleo de una mujer con sombreroDebo partirme en dos.
Impresionante
.
Como una pequeña Biblia musical para quien no está conforme con la sociedad.
El disco no solo me ayudó a perfilarme una personalidad un tanto crítica con el sistema, algo que ya el grunge había despertado en mí, también aprendí sobre poesía, me acompañó en tantas noches de insomnio y me conecté a tres patojas con la casaca de “tengo que enseñarte esta música, te va a encantar, llego a tu casa entonces”.
Luego escuché casi seguido el programa de radio Trovadores, conocí a otros como Mercedes y Aute, más música de Silvio que me pareció genial, pero ya no tan impactante.
Mi era en esta atmósfera musico/social pasó rápido, nunca quise usar caites y morral, no me apeteció defender el sistema comunista de Fidel, carecí de mi playera de El Ché… todo eso.
Y sí, yo se que la Trova es más que los clitches antes mencionados, pero siento que para defender o criticar a Cuba, hay que comer la misma mierda que el cubano en su propia tierra.
Yo no lo he hecho, no sé a qué sabe, puede que rico, puede que a mierda no más.
Al final, me quedo con lo aprendido.
Al final, Silvio y muchos trovadores son unos grandes artistas.
Al final, quedamos los que puedan sonreír, en medio de la muerte, en plena luz.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Qué pasó Ron David?

Por ahí me llegó el norte que tenías un blog y hoy que tenía un tiempo libre aproveché para "echarle un ojo".

Me alegra mucho que estés escribiendo de nuevo(o al menos para que lo lea la mara).

Comparto algunos de tus comentarios respecto a Silvio y sobre todo Cuba.

Felicitaciones y seguiremos al tanto.

Sergio Ramírez

Gabriel Arana Fuentes dijo...

Y no, no y no. silvio es como tomar una cerveza sin alcohol, si muy rica pero algo le falta...como que alma, como que algo que te embrutesca y te lleve a otra realidad, como no sé, Sabina, Pink Floy y bueno se que vos sabés más de música que yo, pero con Rodríquez no coincidimos.

Michelle Q. dijo...

Amo a Silvio, representa una parte de mi vida, ahora lo veo con otros ojos. Pero recuerdo que por el conoci a Chagall (por la canción de una mujer de sombrero) ahi empezo mi amor por el impresionismo... el arte siempre de la mano.