La primera vez que
lo leí andaba en depre total. La segunda y la tercera andaba a medias.
Con tanto trabajo y estrés ya ni da tiempo para deprimirse tan seguido.
Realista, oscuro,
pesimista, víctima, fantasía, soledad,
desesperación… hay un poco de todo. “Hoy el televisor tiene
noventa y ocho pruebas contundentes para demostrar que no seré feliz
/ no tendré un gimnasio en casa / no seré el tipo que todas aman /
ni tendré una esposa colombiana”, se lee.
Su visión de la ciudad es
tenebrosa. “Esta ciudad te permite morir sin conocer un hospital /
cualquier acera puede ser tu camilla / sin una enfermera gorda que te
lave los intestinos mientras se queja de su salario”.
Al ser abogado, el
personaje del autor se convierte en ocasiones en una especie de
superhéroe luchando contra el mal. Los resultados están muy lejos
de los que vemos en el cine o los comics.
“Llevamos siete sentencias al hilo / todos culpables / pero los
niños / ¿hemos podido hacer algo por ellos? / ¡habré podido ser
mucho más que un simple testigo de sus dramas? / ¿les he construido
camas donde puedan acostarse a soñar una vida distinta?”,
reflexiona
Cada texto tiene el
nombre de una estrella de rock. Esa es la guinda del pastel. Y aunque
todavía no termino de perdonarle del todo que haya escrito de manera
equivocada el nombre de Eddie Vedder, agradezco que su texto sobre la
muerte es tremendo, bárbaro, de mis favoritos.
Libro: “Rockstar!”
Autor: Julio Prado
Editorial Catafixia.
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