Un joven bogotense, que hacía cola en
la caja del supermercado, no paraba de hablar con su tono amable y
“colombiano” por su celular. No estaba acompañado.
“No mi amor, estoy solo. La llamé para decirle que la amo. Sí,
escúcheme, estoy solo. Vine a comprar unas sopas y un pastel. Niña, para
quién más. El pastel es para nosotros, se me ocurrió comprarlo.
¿Para quién más? Es verdad. No no no, no le miento. ¿Cómo cree
eso? En verdad, estoy solo. ¿Por qué cree que estoy con alguien?
Vamos, para nada. Me gustan las sopas y por eso vine a comprarlas, y
aproveché a comprar un pastel, para comerlo hoy con usted, de su favorito. Nooo. No ponga palabras que no son mías en mi boca. No
creo que usted sea una boba mamona. Para nada. Vaya, no me joda,
cuántas veces le repetiré la misma bobada”, decía el joven,
mientras sacaba de su canasta un par de sopas instantáneas y un
pastel con arándanos.
4 comentarios:
uuuy las colombianas entonces son "canela fina".
Mi pregunta es: ¿como te controlaste para no acercarte al "escamoso" y decirle: vos, no te preocupes... hay peores?
Saludos!
Pedro: Porque el pobre chatío nunca dejó de hablar por el celular, ni un segundo... abrazo amigo.
Hay que saber mentir :D
Me ha pasado escuchar esas conversaciones y también las otras, por ejemplo ir en el tren (que circulaba con normalidad) y que le digan "pero si hay demoras, no ves los noticieros?... estuve más de una hora esperándolo... si, si, ya llego.."
Publicar un comentario