miércoles, 10 de diciembre de 2008

Una perra siciliana


No estoy maltratando a ninguna fémina. La segunda mascota que tenemos en casa es una perra de raza Esquimal Americano, la cual se puede explicar como una versión pequeña y de casa de los canes esquimales que acarrean trineos.

Se llama Sisi Antonella y confirma todas las características de su raza aparecidas en los diccionarios caninos: elegante pelaje blanco, doble capa de pelo, formidable como mascota y con los niños, le encanta que demuestren el afecto hacia ella, le gusta ladrar, recatada con extraños y juguetona a toda hora. Yo le añadiría: shute.

Su llegada a nuestra casa representa una de las decisiones de matriarcado más grandes en la historia de mi familia.
Madre: “Hay una perrita que me quieren regalar y la quiero aceptar”.
Padre, mis dos hermanos y yo: “No queremos otro perro, ya tenemos a Junior con él es suficiente”.
Madre: “Bien, votemos. ¿Los que dicen que puede venir y los que están en contra?”
Resultados votación: 1 a favor que llegara y 4 en contra.
Madre: “Perfecto, mañana traigo a la nueva perrita”.

En poco tiempo la perjudicada fue ella, porque pensó que se comportaría como una dama. Todo lo contrario, le comió cinco pares de zapatos, destrozó las bases de las camas y unos sofás, rayó puertas y se orinaba en medio del corredor. Fue una cachorra insoportable, con razón la estaban regalando. Ya se ha tranquilizado mucho.

No se deja tomar fotografías. Se enfada y nos pega. Talvez sentirá que le estamos robando su alma.

Con el tiempo nos ganó, es muy cariñosa y atenta. Yo siempre quise tener un perro peluche para abrazar, acariciar, usarlo de almohada, poncho para los brazos o cubrirme los pies. Con Sisi lo encontré.

Es muy juguetona y no da su brazo a torcer. Cuando va perdiendo un juego o se cansa demasiado, solo finge como si escucha ruidos y sale ladrando, dis que cuidando la casa. Es su trampa para no tirar la toalla. En las mañanas de fin de semana, lo despierta a uno ya sea con lamidas o colocando su pelota babeada en nuestra cara. Invitando a jugar.

Baila salsa, música de Kumbia Kings y vals. Después del baile, muerde a su pareja. Así es su estilo. Se pone muy triste cuando se queda sola con el otro perro, Junior, en la casa. Cuando regresamos, se encarga de regañar y darle manadas a cada uno.

Algunos libros explican los perros creen que el humano es su mascota. Con Sisi, siento se aplica a la perfección.

7 comentarios:

el VERDE !!! dijo...

mano, posteaste esto con la autorización de Sisi ???

Vaya, se nota q la conocés muy bien. Mejor que el Junior diría yo.

Saludos a ambos chuchos, me parecen geniales pero no me animaría a conocerlos en vivo a todo audio, jeje.

Allan Martínez dijo...

AH esa comadre. Las veces que he llegado a tu casa. nos hemos caído mal los dos. Mejor platico con el junior y con el hacemos nuestro típico movimiento de mirada al cielo e inclinamos la cabeza. Muy consentida. Já y uno es su mascota... encima de todo tiene alma de gata. No será de Reu o Xela la Perra. Se las lleva de muy, muy. Jajaja. Hay que conquistarla con chocolates y flores y ni así creo yo... rogada es.

Stanley Herrarte dijo...

jajaja que forma de describir a una perra. yo tengo una particular forma de educar a los animales, para evitar que se coman zapatos, se orinen donde caiga y se cagen en todo... a ver cuando te la explico (también es aplicable a niños)

Abril dijo...

Que linda perra!

Por tus detalles si dan ganas de abrazarla. Me llego lo del matriarcado. ;-)

Y Junior? que tal la acepto?

David Lepe dijo...

el Verde: Como Junior es macho, es más fácil entenderlo. Te caería bien. Es cuate.

El vigilante: A Sisi creo que ni con los regalos más importantes del mundo. Es más que rogada.

Skunk: Creo que tu dinámica de disciplina cuenta con choques eléctricos o cinchos con púas. No se por qué tengo esa corazonada.

Abril: Los primeros días, Junior estaba como la gran diabla, porque ella como lo molestaba. Ahora son muy buenos amigos.

Pedro Alejandro dijo...

Sisi también se llama una perra que me dejó hace dos años. Lastimosamente no oye ni hace caso... pero conforme pasa el tiempo entre más vieja se pone más cabe la posiblidad que tendrá hambre, baja autoestima y su piel se empezará a agrietar... lo peor es que regresará.

David Lepe dijo...

Pedro Alejandro: no te había entendido, pero ya te caché. Estás lleno de historias manín.