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Mostrando entradas de agosto, 2012

Corro vuelo me acelero hacia la melancolía

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En la caja registradora del supermercado, las cuatro señoras que llevaban una carreta llena de botellas de margarita y tequila, se emocionaron al escuchar la música que el DJ de sopas Malher tenía para amenizar la mañana. Sonó Corro vuelo me acelero , de Timbiriche. “Ala, se acuerdan de cuando hicimos esa coreografía”, gritó una. Comenzaron a bailarla con los pasos de Sasha, Paulina, Alix y Mariana. Agitaban los brazos, movían la cabeza de un lado para otro, daban pataditas y se señalaban con el dedo índice en la parte “todo para estar junto a tiii, junto a tiii”. Siguieron el baile mientras la cajera les cobraba las botellas. “Ala baby, sí vos, qué buena nos salió, y ganamos el concurso”, recordó otra de ellas. “Y los flecones que nos peinábamos, nos gastábamos medio spray para pelo”, dijo otra. Las jóvenes edecanes de Colgate se carcajearon. “Las viejas están pedas, jaja”, dijo una. Me desconcertó el comentario. “Qué saben de música y nostalgia estas patojitas”, pen...

Girls – Yo también fui acomplejado y deprimido

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Sin tanta casaca, les digo que Girls es una gran serie de televisión acerca de jóvenes. Para comenzar, se agradece que no es otro reality show. Luego, las historias son interesantes, las locaciones chingonas, música de a huevo y los personajes son tan tontos, chistosos, raros, inmaduros y patéticos que resultan ser muy humanos al final de cada episodio. Y si profundizo un poco, el personaje principal, Hannah, es tan acomplejada y deprimente que me recuerda demasiado a mí cuando tenía alrededor de 20 y 25 años. Ella es una recién graduada en letras y aspirante a escritora que no consigue un trabajo “digno”, su novio pareciera ser un total imbécil y su carrera como autora no despega. Inclusive, hay un episodio que es de mis favoritos, en el que se caga de la envidia porque una su compañera de universidad publicó un libro antes que ella, y era acerca de una tragedia. “Se le murió el novio, maldita suertuda”, dice Hannah mientras ve la portada.  Y así era yo. Miraba cómo...

Somos un coctel de códigos

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Se levanta y para apagar la alarma de su celular pulsa 3 dígitos. Sale de su casa y apaga la alarma: 4 números. Necesita desbloquear el iPod, 4 dígitos.  Llega a su trabajo y para entrar al edificio: 4 letras. Para acceder a su computadora: 6 dígitos con una mezcla de mayúsculas, minúsculas, números y signos. Necesita sacar una llamada desde su cubículo: el número más el código de 5 dígitos. No puede entrar al sistema sin recordarse de 5 números y 3 letras consonantes y minúsculas. Correo electrónico: 10 botonazos, Facebook: 11, Twitter: 7, Instagram: 8, Google+: 7. Maldito captcha, repite todo una vez más. Revisa su cuenta vía Internet: 4 pulsaciones. Necesita refaccionar, así que va al cajero a extraer dinero: 4 dígitos.  Regresa a la oficina: repite 4 letras. Y no son ni las 10 de la mañana.