Dan ganas
Dan ganas de seguir durmiendo. Una, dos, cinco, veinticuatro horas más, seguidas, sin interrupción.
Dan ganas de escuchar una canción que me ayude a recordar, de esas tranquilas que me descalibran por cinco minutos. No más.
Dan ganas de pedirte perdón. Dan ganas de que me perdonés, que todo vuelva a ser como antes.
Dan ganas de reir contigo.
Dan ganas de regresar.
Dan ganas de revivirlo.
Dan ganas de cantarles como lo hizo Calamaro. “Buena suerte compañeros, y no es tan fácil como decir solamente adiós”.
Dan ganas de que todo vuelva a la normalidad. Dan ganas de conocer lo normal. Dan ganas de ser normal.
Dan ganas de soñar.
Dan ganas de hablarle, de saludarle. ¿Me escuchará esta vez? ¿Lo escucharé ahora?
Hoy, dan ganas de muchas cosas, menos de estar aquí.
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Gracias por preguntar.