Korn – Los benditos congojados

A Korn los descubrí a mis 20 años de edad, durante mi época universitaria. Daban ganas de ser un integrante de esta banda, así irreverente, fastidiado y con look cool. (Confesión 1: en ocasiones busqué vestirme igual a ellos). Las críticas decían que tomaban lo malo, lo odioso, la basura… y la convertían en arte. Estoy de acuerdo. Tan desequilibrada la música, tan fácil entró a mi cabeza.

Follow the leader fue el primer disco que llegó a mis oidos, y uno de los más escuchados durante mi adolescencia. Un gran salto al metal comercial con Got the life y Freak on a leash. La necrofilia de My gift to you es solemne ("Black orgasms / I kiss your lifeless skin"), así como la insolencia de Children of the Korn y B.B.K. (big black cock) más que admirable. Luego a descubrir sus dos primeros trabajos, los cuales me hubiera encantado haberlos conocido en su época independiente.

Su cuarto disco Issues, es para mí otro gran aporte al metal noventero. Quedé traumado con Trash y Let’s get this party started. Y Dirty es la rola perfecta para terminar un disco de nu metal. (Confesión 2: sus siguientes discos no me gustaron en conjunto). A este le siguieron dos álbums algo flojos, pero con sencillos promocionales de primera, tan pegajosos como críticos. Ya eran unos rockstars, no necesitaban 12 canciones memorables en un solo disco.

Y para mí, todo desemboca en uno de los mejores trabajos discográficos que he conocido en mi vida. See you in the other side es maduro, es crítico, es doloroso. Con incorporación de sonidos electrónicos, vuelven más tormentosas las canciones, como en Throw me away y Love song, dos súplicas de amor y atención. Y dejó dos de sus mejores videoclips: Coming undone y Twister transistor (Snoop: “my music is my expression”).

Y en Guatemala cae el milagro, cuando el 25 de marzo estaremos cantando “Y'all want a single say fuck that / Fuck that, fuck that”. Uno de mis sueños, ver en vivo a los Korn, saltar, cantar y entrar a ese mundo perturbado por una noche. Yo compro.