domingo, 17 de febrero de 2008

Una vez


¿Cuántas veces encuentras a la persona ideal?
Una vez.
De eso se trata esta película irlandesa de bajísimo presupuesto ($160 mil), llamada Once.
Un músico que truena con su novia y regresa a vivir con su padre, divide su tiempo ayudándole en su taller de reparación de aspiradoras y cantando sus propias canciones en la calle acompañado de una guitarra.
Una noche conoce a una pequeña y linda joven, quien es de república checa y acaba de separarse con su esposo, con quien tuvieron una hija y ella es quien la cuida.
Es un musical, sin bailes y coreografías.
Eso sí, la mayoría de canciones al tener un estilo acústico británico, suenan parecidas a los inicios de Coldplay, cuando su propuesta tenía una agradable y melancólica personalidad, y no eran sobreproducidos.
La película está hecha cámara al hombro, con dos actores que no lo son en realidad, el muchacho en la vida real es cantante en un grupo de rock y la señorita una pianista. Ambos un poco conocidos en Europa, desconocidos totalmente en EEUU.
Al final, resulta ser una interesante historia sobre dos personas que se conocen y comparten momentos que con sus ex parejas nunca lo lograron.
Mucha calle, mucha hermandad.
Historias humanas sin pretensiones.

Y las palabras me atraviesan
Y siempre me engañan
Y no puedo reaccionar


sábado, 16 de febrero de 2008

Into the wild


Una historia del desapego, el huir y vivir.
Into the Wild es la película de 2007, dirigida por Sean Penn y actuada por Emile Hirsch, basada en el libro del autor Jon Krakauer.
Cuenta la historia no ficticia de un joven llamado Christopher McCandless, quien días después de graduarse da en donación todos sus ahorros, quema sus tarjetas de crédito y se lanza a un viaje hacia las montañas de Alaska.
Christopher no solo busca una aventura, él huye de su vida familiar y social, escapa de sus fantasmas, los intentará destruir alejándose de ellos cuando solamente logrará mantenerlos adormecidos.
En este viaje, busca encontrarse, reinventarse espiritualmente.
En su camino conoce a personas muy interesantes, las cuales encajan perfectamente en patrones de padres, hermanos, amigos, novia y hasta abuelos.
Esos que uno siempre ha imaginado, soñado.
Desde que sale de su apartamento hasta su dramático final en Alaska, Christopher pasa alrededor de dos años en esta nueva vida, en donde aprende y disfruta lo que la mayoría de personas ni en 100 años experimenta.
Él va a vivir, él va a morir.
Este joven no va a luchar por su libertad, él la va a conocer en carne propia, se bañará en ella.
¿Por qué buscar ser alguien, y no buscarse uno mismo?
¿Para qué tantas propiedades físicas, si lo que llevas en tu mente y corazón te dará la libertad, esa de que hablan, cantan y dibujan a diario.
Tanto bagaje emocional que uno carga, cuántas bendiciones que uno pasa por alto.
Chritopher McCandless aprenderá, que la felicidad verdadera, es aquella que se comparte.

Ver trailer del filme.
http://www.youtube.com/watch?v=2LAuzT_x8Ek&feature=related

martes, 5 de febrero de 2008

Dos té de Pennyroyal, por favor


Melancólicamente, buscaba en Youtube videos de Nirvana. Encontré un concierto entero en Brasil, grabaciones en videocámaras hechas por ellos mismos y entrevistas raras con Kurt, Chris y Dave.
Escogí buscar versiones de mi canción favorita de este grupo, Pennyroyal Tea. No encontré muchas, pero me llamó la atención una imagen en blanco y negro de una jovencita tocando esa canción.
La elegí y me llevé una muy grata sorpresa, una chavita de look cuasi-emo, con guitarra acústica cantando esta canción.
Me gustó.
También me di cuenta que tenía otras rolas de esta misma banda cantadas con el mismo estilo.
Me gustaron también y me emocioné tanto que por primera vez en mi vida escribí un comentario en ese sitio.
La felicité por sus canciones y le conté que yo también era fan de Nirvana.
Le di mi Email por si le interesaba escribirme acerca del grupo o de música en general.
Me respondió en menos de 24 horas.
Resulta que esta misteriosa jovencita se llama Annika Sturm, acaba de cumplir 14 años y vive en un pequeño pueblo alemán llamado Hessen, cerca de Frankfurt.
En su escuela la mayoría de estudiantes escuchan Hip hop y la molestan porque a ella le gusta Nirvana.
Su burlan de ella, del suicidio de Kurt Cobain, de la viuda Courtney.
Que contradictorio, en mis tiempos los roqueros nos apropiábamos del colegio y los raperos tenían que oir su música con bajo volumen y practicar sus pasos de baile en un rincón.
A pesar de estas burlas, ella canta en dos bandas de rock, ambas de vez en cuando la dejan hacer covers de Nirvana.
En lo personal, a mí me parece tan interesante que 17 años después que yo conocí a esta banda, viene una persona de tan lejos geográficamente, tan joven y siente lo mismo que yo sentí en 1991 al escuchar estas canciones.
La misma confusión, inconformidad, alienación.
Yo le he contado la primera vez que vi un vídeo de ellos, cuando compré mi primer cassette de Nervermind, cuando en mi colegio pasamos escuchando sus discos toda la semana en que él murió, todo eso.
Debe ser parecido a cuando mi tío me cuenta el concierto de Santana en Guatemala, y nunca deja el detalle de que había mucha mucha mariguana, u otro tío cuando relata sus fiestas con amigos y música de Creedence, y donde había mucha mucha mucha mariguana.
En ella vuelvo a ver esa emoción, esa energía, esa ilusión de adolescente que una vez tuve; bueno, espero haberla tenido.
Deseo que Annika la disfrute y se la goce por mucho tiempo.
Ah, juventud divino tesoro, escuché una vez por ahí, texto tan simple, cursi y verdadero.
Dicen que los tiempos cambian… parece ser que no por completo.
Dejemos que Kurt siga descansando en paz.
Salud Anni.
Yo me quedo con mis antiácidos sabor cereza.

Ver vídeos de Annika acá.

lunes, 4 de febrero de 2008

Ojalá


Mi primo Hugo siempre tenía los CDs de moda, yo llegaba a su casa a grabarlos en cassettes.
Un domingo, tomé sus tres nuevas adquisiciones que eran un concierto de AC/DC, el disco de Ugly Kid Joe, y Blood Sugar Sex Magic, de los Red Hot Chili Peppers.
Dentro de estos había un CD que tenía de carátula a un señor casi pelón y con barba estilo candado.
Ni me molesté en leer de quién se trataba y lo dejé caer en la cama.
Mi primo sonrió y me preguntó “nunca has oído a Silvio, ¿verdad?”, a lo que ingenuamente contesté “¿este que parece pianista ruso?”.
Tomó el disco y lo puso en el minicomponente.
Seleccionó el track 3 – Ojalá.
Mi primera impresión fue pensar cómo tantas frases tan fantasiosas y puntuales sobre un corazón roto, tales como “ojalá que la luna pueda salir sin ti”, pudieran estar en una misma canción.
¡Puta, que gran poema de amor había escuchado!
Hugo me lo prestó y yo por un año lo mamé cual bebé de un mes de edad a la teta de su madre.
El nombre del disco era Al final de este viaje, el autor Silvio Rodríguez.
Era increíble, cada canción que escuchaba era una pequeña obra maestra.
Qué se puede hacer con el amorOleo de una mujer con sombreroDebo partirme en dos.
Impresionante
.
Como una pequeña Biblia musical para quien no está conforme con la sociedad.
El disco no solo me ayudó a perfilarme una personalidad un tanto crítica con el sistema, algo que ya el grunge había despertado en mí, también aprendí sobre poesía, me acompañó en tantas noches de insomnio y me conecté a tres patojas con la casaca de “tengo que enseñarte esta música, te va a encantar, llego a tu casa entonces”.
Luego escuché casi seguido el programa de radio Trovadores, conocí a otros como Mercedes y Aute, más música de Silvio que me pareció genial, pero ya no tan impactante.
Mi era en esta atmósfera musico/social pasó rápido, nunca quise usar caites y morral, no me apeteció defender el sistema comunista de Fidel, carecí de mi playera de El Ché… todo eso.
Y sí, yo se que la Trova es más que los clitches antes mencionados, pero siento que para defender o criticar a Cuba, hay que comer la misma mierda que el cubano en su propia tierra.
Yo no lo he hecho, no sé a qué sabe, puede que rico, puede que a mierda no más.
Al final, me quedo con lo aprendido.
Al final, Silvio y muchos trovadores son unos grandes artistas.
Al final, quedamos los que puedan sonreír, en medio de la muerte, en plena luz.