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Mostrando entradas de 2019

Mötley Crüe “The Dirt” – Brindo por quienes alguna vez fumamos en el baño de hombres

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The Dirt es la película biográfica de Mötley Crüe. / Foto: Netflix Soy de la generación “Dr. Feelgood”, ya que conocí de lleno a Mötley Crüe en 1991, con caset y playera originales. Esa cinta tronaba, en serio. No exagero al decir que la escuchaba casi todos los días, aunque algunas canciones no las entendí del todo hasta de adulto. ¿Había una rola en honor al sexo oral? La personalidad de cada uno de los integrantes de Mötley Crüe era fascinante, pero la del baterista, Tommy Lee , atraía de una manera tan encantadora que, durante los noventa, se convirtió en una personalidad de la cultura pop, adentro y afuera del grupo, además de un ícono en muchos de nuestros corazones. Tocaba la batería en un set que giraba verticalmente, cantaba y rapeaba en su propia banda y era esposo de Pamela Anderson (con video íntimo incluido). ¿Qué más queríamos los menores de edad en esa entonces? Los Mötley Crüe. / Foto: Instagram Claro, todos soñábamos ser como él. Y, ¿por qué

“Chernobyl” y los villanos sin máscara

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La miniserie Chernobyl se narra en cinco capítulos. / Foto: HBO y Sky “He conocido a gente más valiente que usted. Hombres que pudieron y no hicieron nada. Porque cuando uno se juega la vida y la vida de las personas que ama, las convicciones morales no significan nada, desaparecen. Y lo único que quieres en ese momento es que no te maten”. Esa es mi línea favotira de Chernobyl , miniserie que narra los daños de la catástrofe nuclear en Chernóbil ocurrida en 1986 y que, para mí, será una de las favoritas para ganar todos los premios de televisión que desee. Existen muchas lecturas para esta historia (burocracia, ciencia, daños, historia, controversia, mentiras). En lo personal me quedo con dos detalles inolvidables: La cinematografía (me parece bárbara) y el “malo de la película”. Stellan Skarsgård, Emily Watson y Jared Harris protagonizan Chernobyl. / Foto: HBO y Sky No soy un experto en audiovisuales para decir que la cinematografía es perfecta, pero apuesto a q

The Simpson – Las risas ácidas y amarillas de la nostalgia

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Foto: Cortesía A principios de los noventa tenía una alarma en mi reloj que, de lunes a viernes, a las 6:45 p.m., me recordaba que tenía 15 minutos para llegar a un televisor y ver The Simpson . Esto con todo y burla de mis amigos. Si estaba en casa era fácil, ya que era el único programa televisivo que podíamos ver en familia, todos juntos, sin pelear, mientras cenábamos. Dicha ceremonia casi religiosa duró casi siete años. Al principio me sentía muy exclusivo, porque no todos conocían esa serie de televisión. Y más importante: No a todos les hacía gracia. Podía repetir algunas punch lines de Homero en una reunión o en el colegio, y algunos reían. Claro, con los años conocí a personas con colección de figuras, camisetas, discos y tatuajes de la familia amarilla. En ese momento, dejó de hacerme sentir exclusivo. En el estreno de Fox Latinoamérica de la temporada 30 de The Simpsons. / Foto: Pato's Funko Show Ya después del 2000 los abandoné. Sus lugares e

Deliciosas piñas locas

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Foto: David Lepe Sosa Caminaba por la sexta avenida con mi paraguas en la mano cuando me topé en el camino a dos jóvenes, vestidos como si fueran a ejercitarse. Todos unos “gymboys”. Íbamos en la misma dirección y sin querer me les acerqué un poco. En esos momentos pensaba en si llovería esa tarde o no, cuando uno de ellos volteó a ver y dirigió su mirada a mí. Me vio de pies a cabeza. Seguí mi rumbo. Segundos después se dio vuelta y sin sacar las manos de sus bolsillos me dijo con voz intimidante: “Qué onda, ¿cuál es tu problema?”. “Ninguno, tranquilo”, le respondí, intentando no demostrarle miedo. Igual, no le estaba haciendo daño, pensé. Después de unos cuantos pasos más se volteó nuevamente, su compañero también lo hizo. Sacó las manos de sus bolsillos para decirme con voz más alta: “¿Querés una tu vergueada o qué putas?”. Levanté las manos y le respondí mientras me cambiaba de acera para alejarme, y ya un poco asustado: “Mano, tranquilo, voy a recoger a

Spiderman: Far From Home – Siempre es un buen día para ver una película de Spiderman

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En la Spider-Man Zone, en Galerías Miraflores. / Foto: David Lepe Sosa Cuenta la leyenda (más bien, cuenta mi madre) que cuando era pequeño y comenzaba a perder en una chamusca contra mi papá, ya sea de futbol o beisbol, me ponía a llorar de la frustración. Así que sacaba mi máscara de Spiderman y decía: “Papa, ¿puede entrar a jugar el hombre araña?”, y de pronto el destino del juego cambiaba y, por supuesto, el pequeño enmascarado terminaba ganando. “¿Y por qué se dejaba ganar mi papá?”, le pregunté hace poco a mi madre. “Pues, porque era el hombre araña”, me respondió levantando los hombros y moviendo la cabeza de un lado a otro. Un niño que soñaba ser Spiderman. / Foto: David Lepe Otra leyenda que se cuenta en mi familia es que, durante algunos años de mi niñez, ni mis padres ni mis abuelos querían acompañarme al cine a ver películas de Spiderman, porque pasaba la mitad del filme preguntando: “¿Dónde está el hombre araña?”. O, de manera más literal: “¿Onde ta