Mañanera
Las lágrimas de la niña caían en su desayuno, un vaso de duropor con mosh. Pero aguantó el dolor y en segundos continuó su coreografía: llevarse la cuchara con cereal a la boca, suspirar, comer, limpiar lágrimas, volver a suspirar, volver a comer.
Su madre, quien se encontraba a su lado, recibía la segunda queja del día acerca de las mochilas que vendía. “Mire, mire, ayer me lo vendió y hoy ya se está descosiendo, devuélvame el dinero señora”, le gritaba un tipo de gorra con lentes oscuros.
La señora le explicaba que no tenía dinero y que no había garantía por tratarse de una venta callejera. Eso no impidió al hombre seguir berreando por su producto dañado. Después de unos minutos de discusión, la vendedora decidió darle otra mochila de precio similar a cambio para callar al escandaloso, quien sin agradecer se llevó su nueva pertenencia.
Ella susurró un par de maldiciones, empuñó la mano y la dejó caer en la cabeza de su hija por segunda vez. “Otra venta que devuelvo, mierda”, expresó entre dientes, mientras la niña siguió con su coreografía mañanera: suspiro, comer, limpiar lágrimas, volver a suspirar, volver a comer.
Comentarios
Te felicito Lepe! :)