Twitter y cuando me sentí un canario en la selva
Sí, yo dije “no entraré al twitter, nunca, ni por que me paguen”, y gracias a un curso sobre redes sociales ahí andaba yo hace tres meses abriendo mi cuenta twitera, con cara de perro callejero pidiendo sobras de comida a un extraño. Era una selva. Noticias de guerras y bombazos de la BBC, baleados y manifestaciones de Prensa Libre, encuestas sexuales de Marie Claire, fotos con y sin calzones de la Liz Vicious… Además de amigos y conocidos escribiendo cada cinco minutos todos sus movimientos. “Me voy”, “ya regresé, jiji”, “esa gorda me ve feo =(”, escribían. Y otros peleándose contra su enemigo invisible. Leer “Sos feo”, “por qué no me dicen las cosas a la cara???”, “odio la hipocresía”, es cansado. Luego probé publicar comentarios y vaya que hace tiempo no me sentía tan transparente. Y ojo, ser transparente no es lo mismo que no existir, pero hablaremos de esta profunda filosofía otro día. Regresando a los primeros twits, en verdad mis palabras se convirtieron en un piquete microsc...