lunes, 27 de diciembre de 2010

Slash, Michelle Branch, Ronnie Wood y The Black Keys - Discos 2010

Ya lo he dicho, soy uno de los fans de música más desactualizados que conozco. Si no fuera por algunos blogs que leo, seguiría pensando que no hay nada bueno en la música actual. Mi disco favorito de este año fue sin duda Mojo, de Tom Petty & The Hearbreakers, del cual ya escribí un poco en este post. Pero hay otros que quisiera recomendarles. Ahí van.

Slash & Friends

Rock de rockstars, así lo catalogaría. Este álbum se forma de colaboraciones, en su mayoría voces ultra conocidas como Ozzy Osbourne, Chris Cornell, Iggy Pop, Kid Rock, Fergie, Lemmy Kilmister y más. El disco no es malo, pero le veo una gran falla. Santana utilizó primero esta fórmula de vocalistas famosos colaboradores, pero a él sí le funcionó por completo porque aseguró que las voces invitadas fueran el adorno perfecto para su guitarra. En el caso de Slash & Friends, los “amigos” acaparan el protagonismo y pareciera que son sus propias canciones, olvidándose de manera fácil del guitarrista. Además hay poco para sorprenderse, ya que no existe sorpresa que Cornell, Lemmy e Iggy canten de puta madre.

Y la canción con Axl Rose es pésima (jaja, chiste). Pero da igual, el colocho se la debió haber pasado fantástico grabando el disco, tocando en festivales y filmando un videoclip con una Fergie femme-fatale y semi desnuda. ¿Quién no?



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Everything comes and goes, de Michelle Branch

Michelle Branch escribió como 20 canciones, armó un su disco y estaba entusiasmada para promocionarlo. Como ahora ella utiliza violín, banjo y ukulele en sus composiciones, la disquera no supo si colocar su música en el stant de country, de jazz, de pop o de adulto contemporáneo, e incluso se metieron a cambiar instrumentos de las grabaciones. El disco nunca se publicó.

Tres años después de haber grabado la primera canción, la cantante decidió salvar seis rolas de esas sesiones que tocan la temática que el tiempo vuela… vuela… y voló. El EP se llama Everything comes and goes, y destaca la rola que le da el nombre al disco y su letra “time is going so fast / and I can´t do anything about it”, vaya que no. Y la balada Crazy Ride dedicada a su hija, aconsejándola que cuando sienta que el sol deja de salir, mejor se levante y lo salga a buscar al otro lado del pueblo.



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I feel like playing, de Ronnie Wood

Lo bueno de los artistas consagrados, es que ya no se sienten comprometidos a quedar bien con nadie. Esto sucede con Ronnie Wood, guitarrista de The Rolling Stones, quien en los últimos años se había convertido en una estrella de la prensa rosa europea. Dejó atrás esas chingaderas y grabó un disco excelente. Blues, folk, rock&roll, soul… todo esto brota de este hombre, su voz y su guitarra. “I hear an old coyote howling at the moon / feeling feelings he don’t understand”, son las palabras con las que empieza el álbum, y así se va. Lucky man es una rola escrita junto a Eddie Vedder celebrando la suerte de los días huevones y las noches locas.

La joya de soul I gotta see despierta esos deseos de bailar a paso lento, acariciar y sentir el aliento pegar en los labios. Y con la ayuda de Billy Gibbons de ZZ Top, explotan en la seductora Thing about you, himno a esas mujeres quienes nos magullan la cabeza con una simple mirada... y movimiento de cadera al caminar.



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Brothers, de The Black Keys

Luego de escuchar un par de canciones en blogs y saber que Robert Plant, Billy Gibbons (ZZ Top) y Thom Yorke (Radiohead) eran fans de la banda, no me quedó más que escucharlos. Ahora concluyo: Brothers es un discazo.

El dúo no se muestra tan fulminante y minimalista como en su anterior material Atack and release, pero en la propuesta del 2010 no pierden su influencia blues y se disfrutan muchos ritmos funky, letras más chingonas y se les suma un órgano que nos hace viajar en el tiempo a los setenta psicodélicos con las rolas The only one y la instrumental Black mud. Y lo mejor, la joya de videoclip de su sencillo más exitoso hasta la fecha, Tighten up.



Y para el 2011 se viene lo nuevo de PJ Harvey, Radiohead, Soundgarden y A Perfect Circle... va a estar bueno el rollo.

Agradezco a los blogs Rock`n Roll Times, Corazon de STONE y BLASROUTE 66... por todas las recomendaciones durante el 2010. Espero sigan igual.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Ese 24


Ese 24 pedí un deseo: desaparecer. Desconecté el teléfono y timbre de la casa, y apagué mi celular. El plan era sencillo, ver una película, tal vez escuchar un poco de música, tomarme unas cervezas y dormirme temprano. Y Junior sería mi única compañía, odiaba andar solo y temía a los canchinflines.

Escogí ver Moonlight Mile por segunda vez en el año. Me di el gusto de repetir mis escenas favoritas. Daba play, las retrocedía, subía volumen, daba play. Siempre me gustó cuando la mesera baila la rola de los Stones con el protagonista, en un momento tan íntimo como incómodo. Dos extraños, dos vidas golpeadas, una casualidad, una atracción y una canción mágica. “In the window there's a face you know / Don't the night pass slow / Don't the nights pass slow”, cantaba Jagger. Y en efecto, pasaba lenta.

Hizo frío. Junto a los créditos finales, le coloqué su suéter a Junior y di otro play. Era un disco raro de covers y versiones en vivo. Imagine cantada por Young, Hysteria acústica, Love hurts versión Joan Jett, Help al estilo Gallagher. Minutos después Junior se pegó a mi lado y quedamos dormidos. No escuchamos el escándalo de las 12 horas.

Despertamos tarde al siguiente día. Encendí mi celular para revisar algún posible mensaje de texto o llamada perdida. No encontré nada. Ese 24 mi deseo se cumplió.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Mis regalías de Jackass


Cuando aprendes a reirte de ti mismo, es más fácil reirle a la vida. En la época de colegio, con amigos saltábamos de clavado a cipreses y arbustos, ya sea en bicicleta o corriendo. También nos subíamos como nueve temerarios a un barco de sube-y-baja, y lo meneábamos hasta que alguien salía volando y aterrizaba en el cemento. Jugábamos cochibasquet en cualquier sala o dormitorio, donde la única regla era: No Reglas. Era como una mezcla de rugby y basquet, y cada rebote de cabeza en las paredes... puta, dolía.

En talentos solistas, Jorge se metía galletas a la boca y luego le hablaba a uno de cerca, escupiéndole todo el bolo alimenticio a uno en la cara. También se lamía la mano y nos daba cachetadas o metía su dedo húmedo en nuestras orejas. En una ocasión armó una guerra de pegamento, varios quedamos bañados en goma blanca. Joyita esta.

No olvido a Mau, quien corría en la calle, somataba algún poste o cartel de metal y se tiraba al suelo haciéndose el golpeado. Las personas corrían a verlo asustados de semejante topetazo, una vez hasta llamaron a los bomberos. A los minutos de revolcarse en la acera, se levantaba, decía que se sentía mejor y se alejaba caminando.

El Goyo peleaba contra arbustos y árboles, decía que le brincaban y debían pagar. Otros concursábamos a ver quién se fumaba cinco o diez cigarros en menos tiempo, después vomitábamos. Atesoro cada una de estas acrobacias, madrazos y lágrimas (de risa o dolor).

Y me gusta fantasear que si hubiéramos registrado como propias aquellas hazañas, hoy estaríamos recibiendo algunas regalías por las películas de Jackass. Estas maravillas (este año disfruté la nueva en 3-D), me despiertan ese deseo de escalar montañas, vivir aventuras, conquistar miedos… buscar la inmortalidad pura. ¿Qué, a ustedes no?

lunes, 6 de diciembre de 2010

Yesterday


En el aula, más de veinte niños vestían como estrellas de rock. Willy cargaba su chumpa de cuero, cantaría Life is life; Ingrid limpiaba su vestido de lona y peluca para su turno con What’s love got to do with it. Todo orquestado por Miss Ale, quien para nosotros era una de las maestras más queridas en el colegio, y ahora que lo pienso ella debió ser una recién graduada de magisterio de tan solo 18 años y fanática a morir de la música pop. A cada uno nos dio una canción para sacarle la letra, aprendérnosla y cantarla en frente de la clase como examen final de Inglés.

Yo tuve la responsabilidad de interpretar a Paul McCartney y cantar Yesterday. Mi madre, beatle-fan de toda la vida, me ayudó con las líricas y con aprendérmelas. Practiqué mucho con ella. Los tiempos no se me dificultaron pero temía por mi memoria y mis nervios, nunca han sido una ventaja, todo lo contrario.

Regresando al día del gran evento, Mau se puso un traje de karateca y cantó The moment of truth mientras tiraba patadas voladoras, muy a lo Karate Kid. Charlie no desaprovechó y con sus lentes oscuros y chaqueta roja se hechó Billy Jean, con todo y moondance. Todos aplaudían los buenos shows y abucheaban a quienes olvidaban las letras. Crueldad natural de niños.

Llegó mi turno. Con tacuche azul y guitarra en mano pasé adelante. Miss Ale dio play y esas notas de guitarra acústica tan solitarias y melancólicas de Yesterday comenzaron. A casi veinticinco años de ese momento ya no recuerdo si canté bien, si confundí palabras o la calificación. Pero no olvido la sonrisa de Miss Ale al final de la canción y las tardes retrocediendo y dándole play al cassette viejo de Yesterday con mi madre, cantando una y otra vez esa canción que ahora sé, Paul la escribió pensando en su mamá. Qué casualidad.