jueves, 31 de diciembre de 2009

La otra canción del 2009.


Según la revista Rolling Stone, la mejor canción del 2009 fue Empire state of mind, de Jay-Z, y sus lectores escogieron The fixer, de Pearl Jam (guau, gracias). Por su parte, Spin dice que Zero de Yeah Yeah Yeahs es la canción del año, mientras la audiencia de la revista votó por Unthought known, nuevamente de Pearl Jam (otro gracias). Y las ventas dicen en Billboard que la rola significativa del 2009 es Boom boom pow, de los Black Eyed Peas… órale.

Para mí, la canción que más me gustó e impactó este 2009 es sacada del último disco de Pearl Jam y se llama Just breath. Ya le dediqué un post. Así que hoy les comparto “la otra” canción del 2009. Y esta es… prrrrrrrrrr-taz: Sex on fire, de Kings of Leon.

Incluída en el disco Only by the night (2008), esta fue su primer sencillo. Es sexual, es tensa, es energética. ¿Cuántas veces hemos esperado a alguien, con deseos de comernos su alma y cuerpo… o que seamos nosotros los devorados? También resulta oscura y confusa, como buscando algo, pero sin plan y careciendo de guía. Una fuerza casi indomable, surgida desde el pecho y lista para explotar.

Gran viaje. ¿Y ustedes?



Sex on fire, de Kings of Leon.

Lay where you're laying
Don't make a sound
I know they're watching
they're watching

all the commontion
the Kiddie like play
has people talking

You
Your sex is on fire

The dark of the alley
The break of the day
Ahead while I'm driving
I'm driving

Soft lips are open
Them knuckles are pale
Feels like you're dying
You're dying

You
Your sex is on fire
And so
Were the words to transpire

Hot as a fever
Rattling bones
I could just taste it
Taste it

But it's not forever
But it's just tonight
Oh we're still the greatest
The greatest
The greatest

lunes, 28 de diciembre de 2009

Inlgourious Basterds – alto rango a Tarantino.


Amiga: Vos, que mala está la nueva de Tarantino, Bastardos sin gloria. Me decepcionó. Está aburridísima, solo hablan y hablan, matan y matan. Yo me dormí.
Yo: A mí me gustó mucho. Es que tenés que entender el estilo de Tarantino. Y los diálogos están fantásticos. Utilizó las dinámicas de películas de vaqueros, los famosos Spaguetti Western. Si sos detallista, disfrutá los gestos, las miradas, los cambios en tono de voz. La tensión que se maneja es tremenda, emocionante. Es como un juego psicológico, donde lo que se juega es la vida misma.

Amigo: Tiene demasiada violencia.
Yo: Sí, pero a un nivel adecuado. Porque Tarantino maneja golpes, muerte y sangre con un estilo “exagerado” y “absurdo”, muy afuera de la razón. Toma mucho del género gore. Así es su estilo de expresión. Entonces no podés criticar lo absurdo por más chocante que te parezca, porque es un hecho irregular y muy subjetivo. Recordate que es cine de autor, así que el director puede hacer lo que quiera, resulte real o no.

Amiga: Para mí solo un personaje valió la pena, el del oficial SS, Hans Landa.
Yo: Pues, no es el único que vale la pena, pero sí fue mi favorito. Según mi amigo Allan, el actor que lo interpretó es Christoph Waltz, muy talentoso y con mucha experiencia. No por nada se ganó un premio en el Festival de Cannes. Pero hay otros muy buenos. Tarantino tiene un talento increíble para perfilar personajes fuera de serie y encontrar actores perfectos para encarnarlos.

Amigo: Vos como sos fan, vas a defender a Tarantino en cualquier porquería que haga.
Yo: Sí, es muy probable.

jueves, 24 de diciembre de 2009

A Christmas tale.


Me gustan las películas navideñas. Tengo una lista de favoritas, pero la indiscutible número 1 es A Christmas tale. Esta comedia de 1983 se basa en los cuentos cortos autobiográficos y ficticios de Jean Parker Shepherd, un cuenta historias gringo de radio y televisión.

Esta película relata la navidad del niño de 9 años Ralphie y su familia Parker, con todos los prejuicios, costumbres y dramas de clase socioeconómica media durante la década de los 30s.

El humor es ácido y absurdo, de mis favoritos. De lo peculiar del filme es que existen muchas escenas tan bien logradas, que su audiencia a través del tiempo llega a escoger su favorita. Por ejemplo cuando un niño pega su lengua en un poste congelado, el primer disparo de Ralphie con su carabina nueva, la llegada de una lámpara en forma de pierna femenina o cuando los perros callejeros se comen el pavo de la familia.

Espero la encuentren durante su zapping navideño.

Ver escena de la lengua en el poste congelado.


Ver escena de Santa Claus.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Metallica – La chica trashera.


Para uno de mis últimos Trash Attack, decidí medio arreglarme por si llegaba esa chava trashera que me gustaba. Hoy sí le hablaría. Llegué solo. Julio, mi usual compañero, tenía una fiesta de 15 años de una su prima.

Llegué algo tarde. Habían algunas malas noticias. Una era que Misery no tocaría, así que extrañaríamos escuchar sus covers de Metallica. Pero había otro grupo nuevo que sí tenía planeado echarse algunas de ese grupo. La otra mala nueva era que el restaurante de comida china le había subido el precio a las bolsas con cerveza, y ya no me alcanzaba el dinero. Esa tarde yo no tendría vitaminas para el valor y el dolor.

Entré y ahí estaba ella, recostada en la pared viendo a la banda que tocaba. Pelo oscuro y corto, párpados y labios pintados de negro, pantalón de lona roto y ajustado a su cintura y piernas delgadas, y su típica playera de Metal up your ass, de Metallica.

Revisé que sus amigas, a quienes les decíamos “las brujitas”, no estuvieran cerca. Respiré profundo, me persigné (en mi mente) y me dirigí hacia ella. “Me llega tu playera”, le dije. Ella me vio a los ojos, bajó la mirada hacia mi camiseta de Damage Inc., también de Metallica, y colocó su dedo índice en mi pecho. “¿Mota?”, me preguntó. “No gracias", le respondí. Levantó su mirada otra vez a mis ojos, los cerró y dijo “que si TENÉS mota, no si querés”. Fue mi primera estupidez. “No tengo, pero te consigo”, le aseguré y me alejé de ella. Segunda estupidez, porque ¿de dónde iba yo a sacar un porrito para esta chava, si no tenía dinero y no conocía a nadie?

Mejor caminé a ver al siguiente grupo a presentarse. “Bueno malditos, el hijo de la gran puta del vocalista no vino, así que les cantaré yo, háganle huevos serotes”, dijo un chavo de casi dos metros de altura y con voz de enfurecido. Comenzaron a tocar From whom the bells toll, pero el improvisado cantante no daba bola, se le olvidaban las palabras y perdía los tiempos.

Sentí que alguien me tocaba la espalda. Era la chava, con un cigarrito de aquello en la mano. Me ofreció un jalón. “Que bien, ¿quién te lo dio?”, le consulté. “Mi trailer, él es amigo de este grupo que toca”, me respondió mientras sonaba una versión desafinada e instrumental de Creeping death. Voltié a ver a su novio y dealer, quien era un clon de Max Cavalera quien me observaba con cara de “hoy morirás patojito pisado”. Sin decir palabra opté por caminar a la salida y regresarme a la casa.

Al siguiente día llamé a Julio. “Vos, le hablé a la amiga de las brujitas”. “Que de a huevo mano, y ¿cómo se llama, tenés su teléfono?”, me preguntó. “No sé, no le pregunté vos”, respondí. “Ay David, a veces no sé qué pensar de vos”, concluyó.

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viernes, 18 de diciembre de 2009

Avatar


No es la mejor película de la historia, pero confirma ser la de los efectos especiales más monstruosos hasta la fecha. Inclusive, son casi perfectos, pero tal vez pecan de "mucho extra queso en el taco"... solo tal vez. Y es que todo es grande, como los detalles de la naturaleza y facciones de los nativos del planeta Pandora, las escenas de acción y batallas, los paisajes y las máquinas de guerra. La duración de la película también es larga, 2:30. Y el ardor de ojos al final puede ser extra large también.

James Cameron es el responsable directo de todo, porque él escribió el guión, dirigió el filme y perfeccionó la tecnología para crear este mundo. Se nota que su habilidad para escribir diálogos interesantes no es su mejor virtud, pero un gran logro ha sido mezclar la trama con la acción, de tal manera que los momentos en que podemos disfrutar del 3D al máximo, nos lo sirve en bandeja de plata. El espectador no debe esforzarse mucho intelecualmente… podemos comprar nuestros poporopos gigantes, relajarnos y maravillarnos con este universo donde los malos son malos; y los buenos son raros, pero carismáticos y querendones.

Avatar no es una casaca de Hollywood, y se debe entender como una obra diseñada para el éxtasis visual, porque la historia es la excusa perfecta para obtener el espectáculo deseado. Una empresa gigante busca arrebatarle sus tierras a un grupo de nativos, ya que esta asegura explotará los recursos naturales con mayor facilidad y para su conveniencia. ¿Suena familiar?

Para finalizar, dejo tres recomendaciones para ver Avatar:

1. Hacer todo lo posible por verla en 3D.
2. Aprovechar las escenas de vuelo.
3. Llevar líquido para ojos irritados.

Ahora, las cargas políticas... esas las dejaremos para el cafecito cuando nos reunamos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Twilight – vampiritos adolescentes y calientes.


Tenía curiosidad, más no deseo de ver la película Twilight. Tantas malas críticas me tenían convencido. Hasta que llegó la escusa perfecta: mi novia me pidió acompañarla a ver la segunda entrega de esta saga. Decidí que si voy a ver la 2… mejor veo primero la 1.

Y la verdad, es clitcheada, fresa, cursi y mtv-eada; pero por alguna razón me gustó. Lo que más me impactó es lo inteligente de la producción del filme, dirigida en su totalidad para vendérselas a todos los adolescentes consumistas del mundo. Y lo han logrado.

Los vampiritos sin duda son sexy, inclusive el principal llamado Edward es una mezcla fantástica de papasito vení pa’ca con chico popular, sofisticado y cool, y además: virginal. No digamos Bella, la “chica normal”, toda una girl next door lindísima, misteriosa y con carácter fuerte. Durante la historia se convierte en un tipo de Manzana de Eva, una mujer deseada y prohibida.

La sexualidad de la película no se presenta con besos o caricias, sino con miradas, respiraciones agitadas y gemidos. Es muy sugestiva, perfecta para que una sala “todo público” se excite y disfrute de esta sensación sin ruborizarse tanto.

Y el musicón está bueno: Muse, Paramore, Linkin Park… añadiéndose los créditos con Radiohead. Okay, vamos al cine a ver la Luna Nueva, ya les contaré.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Metallica – Seek & destroy, y cerveza en bolsa.


Los Trash Attack son conciertos de bandas nacionales de metal, donde tocan una mezcla de originales y covers. Tienen años de existir. En 1993 y 1994 asistí a varios, mi compañero de crímen era Julio. La mayoría se realizaron en Guatemala Musical, espacio en la Bolívar utilizado los domingos para bailar marimba.

Habían dos grupos que me gustaban mucho. Sanctum Recnum (traducido es Pacto Satánico) era uno, tocaba originales y muy buenas. El otro era Misery, especializado en darnos rolas de Metallica y el que casi siempre cerraba los toques. ¿Qué hacíamos ahí? Pues fumábamos, mosheábamos, nos burlábamos de todo y disfrutábamos toda una tarde de rock metal desafinado hasta la chingada.

“A moshear hijos de puta”, gritaban los vocalistas. Y sí decía don David y don Julio a darse verga con todos, puros mulas. Nos tirábamos del escenario a la mara, saltábamos, corríamos en rueda casi con el lema “el que no se quite lo pijeaaaamos”. La expresión de juventud más salvaje que podíamos encontrar.

Eran aventuras, nunca sabíamos con qué nos toparíamos. El lugar más cercano que vendía licor era un restaurante de comida china. Ofrecía litros de cerveza, pero se servían en bolsas de plástico y con tres pajillas. Esperábamos a que se acercara el turno de Misery para salir con Julio a comprar nuestra bolsita azul o roja de chela. Nunca podíamos terminarnos el litro antes que comenzara Misery. Lo rescatable era que mosheábamos Seek & destroy bien borrachos, más por el aire succionado que la cerveza en sí. Esta banda se echaba las clásicas: Master of Puppets, Creeping Death, Jump in the fire… y para One fumábamos la pipa de la paz y nos abrazábamos todos a cantarla… genial.

Siempre que regresábamos en camioneta, mareados, golpeados, fumados… las personas se nos quedaban viendo atónitas. “¿Por qué nos ven así David?”, me preguntaba Julio. Yo le respondía que no sabía si era el olor a la chela, el humo, el sudor, la sangre o la guaca que nos delataba.

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viernes, 11 de diciembre de 2009

Sos cabeza de güisquil


“Cabeza de güisquil”, dijo la hija de unos amigos. Reí por el comentario y seguí leyendo el periódico. “Tú, sos cabeza de güisquil”, repitió ahora señalándome. ¿Yo? Pensé. Me dirigí al baño de manera curiosa para verme la cabeza en el espejo. Además de un par de canas más, no encontré algo raro.

Regresé a la sala. “¿Por qué dices eso nena?”, le pregunté a la niña de 3 años de edad. “Porque sí”, respondió tan firme como si asegurara que el cielo es azul y la televisión su mejor amigo. La mamá me recomendó ignorar el comentario. “Hey, los niños y los borrachos dicen la verdad”, le recordé mientras caminaba al baño a verme denuevo la cabeza.

Días más tarde, tuve la oportunidad de darle aventón a la abuela de la pequeña crítica de físicos. Le conté el episodio de las declaraciones sobre mi cabeza. La señora soltó una gran carcajada. Le pregunté si ella sabría la razón de tal afirmación. “A la nena no le gustan las verduras, y menos el güisquil, seguramente lo está haciendo para molestarlo”, dijo terminando de reírse. Le pregunté si lo que no le gustaba a su nieta era el sabor, la forma, el nombre… ella solo abrió los ojos y levantó los hombros. Le agradecí la información mientras me veía mi peinado rapado por el espejo retrovisor del carro.

Hace unos días pasaba por el mercado y escuché a una vendedora gritar “¿Qué le damos? ¿Rábanos, yuca, güisquil?”. Me pareció gracioso, tanto que me acerqué al puesto de venta de verduras a tomar un güisquil. Recordé el comentario del parecido y se lo relaté a la vendedora. “Mmm, de güisquil un poco, pero más de rábano”, me contestó y entregó una mano de rábanos. La agarré y esperé una risa de ella por la buena puntada, pero nada. Siguió seria atendiendo a los clientes. Yo busqué un espejo cercano.

Foto cortesía Traveljournals.net

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Whatever works de Woody Allen


“Hay mucho dinero hablando de Dios, mucho. Las enseñanzas básicas de Jesús son hermosas, por cierto, son las intenciones originales de Carl Marx. ¿Qué tiene de malo? Todos deben compartir igualmente, ayudar a los otros, democracia, el gobierno por la gente. Todas grandes ideas, pero todas sufren de una falla fatal: que todas se basan en la noción falsa de que la gente es fundamentalmente decente. Si les das la oportunidad de hacer el bien lo harán. Que no son tontos ambiciosos, egoístas y basuras, que en realidad son”.

Con esta discusión inicia Whatever Works, la película para el 2009 del director y escritor Woody Allen. El guión de este filme permanecía engavetado desde los 70s, hasta que se encontró al actor perfecto para el papel principal. Larry David, productor y escritor de los primeros años de Seinfeld y ahora protagonista de Curb your Enthusiasm, fue el elegido para encarnar a Boris Yellnikoff. Éste es un científico jubilado, malencarado, quien trata a todos de “imbécil”, maltrata a los niños a quienes les enseña a jugar ajedrez y cojea por un fallido intento de suicidio. Es un personaje similar a los que interpreta Allen en sus comedias románticas, pero más cínico, abusivo y enfadado.

Esta película tienen casi todos los ingredientes de Allen, como el guión divertido, ambientación en Nueva York, la chica guapa y algo tonta (esta vez actuada por la hermosa Evan Rachel Wood) y música jazz. Recomendada para quienes nos gustan los filmes de este judío trabajador.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Metallica – Crónica de 4 horas y 45 minutos.


10:00 A.M. Llego al C.C. Galerías Miraflores, pensando que tardaría unos 15 minutos para comprar mi entrada al concierto de Metallica. Ese día iniciaba la venta a las 10 de la mañana. Me encuentro que casi 300 personas pensaron lo mismo, llegaron antes que yo y están haciendo cola. Okay, suave, imagino pasaremos rápido. Eso sí, estar bajo el sol no me agrada nada.

10:30 A.M. Platicamos con un chavo notario quien se escapó del trabajo. Me cuenta su experiencia del toque de Metallica en México este año. “Me gradué en conciertos de rock”, dice. No lo dudo. Se siente un ambiente agradable en las afueras del centro comercial. Algunos chiflan, otros ríen. Playeras negras por todos lados. Una mini celebración de lo que vendrá el 5 de marzo del 2010.

11:00 A.M. Tengo la misión inicial de comprar 4 entradas. Me llama mi amigo y pregunta “me podés comprar mi entrada”, y le respondo que con mucho gusto si me deposita el dinero a mi cuenta, porque yo ando pobre. Lo apresuro, no vaya a ser que pase rápido y le quede mal. Minutos más tarde otros dos amigos piden otras dos entradas, pues órale, con gusto, en total compraré 7 entradas. Bravo Metallica.

12:00 P.M. Llevamos casi dos horas y la cola no se mueve. Hay rumores que se acabaron las entradas. Unos dicen que el sistema se cayó, que en otros puntos de venta está igual de jodido. Otros llaman y llaman a sus amigos para monitorear Todoticket.com, sitio caído desde hace horas. Preguntamos a los encargados y nadie sabe nada, clásico. El sol ya me tiene un poco mareado y molesto. Llamo a mi novia para pedirle consuelo… y lo obtengo. Gracias. Y nos enteramos que la chica de adelante viene sola, comprará solo una entrada para ella y planea ir así al concierto. “Es difícil explicarlo”, nos comenta.

12:30 P.M. Se acerca un chavo, dice que es amigo mío de la infancia, creo reconocerlo pero no aseguro su identidad. Me pide que le de cola a él y a sus 4 amigos. Me niego. Me insiste. Con el calor, las molestias y la incertidumbre en mi cabeza, me veo obligado a decirle “mano, me pela verga, no te puedo ayudar, disculpá”. El maldito me hace señas e intenta hacerme sentir culpable. Falla. Minutos más tarde llama otra amiga “estás en la cola, mano, serás nuestra salvación, ¿podés comprar 4 entradas?”. Le prometo solo tres, porque el mínimo de compra son 10 en total. No es suficiente, no es mi problema. Más tarde me llamaría para disculparse y preguntarme qué onda.

01:00 P.M. No siento hambre, ni calor, ni sueño, ni desesperanza, ni molestias, ni ganas de ir al baño… ya no siento nada, excepto un hormigueo en la cara y nuca por la quemada de sol. La cola sigue estancada. Pasan dos niñas fresas con su bolsita de Zara, nos ven, susurran, se cagan de la risa, y nadie dice nada. No hay energías para decir en voz alta que se metan su bolsita en medio de las piernas, solo lo pensamos. Pasan también dos edecanes vestidas de duendecitas, con traje bien pegado al cuerpo. Nadie les silva, nadie piropea, nadie dice nada. Todos callan, sudan, esperan.

01:30 P.M. Ya no aguanto esta mierda. Es insoportable. Y la esposa de mi compañero de atrás comienza a llamar con insistencia. “Pero mi amor, qué puedo hacer, ahora ya estoy acá. Sí, es pésimo servicio al cliente. ¿Que con quién podemos hablar? Pues podemos llamar a los cuates de Metallica, pero creo no les importará mucho”, contesta. Yo intento reir, pero el dolor de piernas y la pestilencia de mi camisa empapada en sudor lo impide. “¿Cómo es que aguanto tanto sol, cuando odio asolearme? Mi amor, es difícil explicarlo”, le contesta el compa de atrás a su mujer.

02:00 P.M. La cola ya está caminando. Cada vez veo más cerca la entrada. Al final, puede ser posible.

02:45 P.M. “Aquí están sus entradas”, me dice la señora de la taquilla. Yo tomo mi celular y escribo el mensaje de texto más importante del año: “Listos para METALLICA motherfuckers ya tengo sus entradas ME DEBEN GRUESO MUCHAS”. Y sonrío.

03:45 P.M. Se me dificulta manejar por el dolor en la cabeza, en la cadera y en las piernas. Paso a una farmacia a comprar crema medicinal para quemaduras de piel. Estoy hecho un camarón. Me llama mi novia “no sabía que eras fan número uno de Metallica”, me comenta. Le digo que no lo soy. Me pregunta que entonces por qué me jodí tanto para conseguir mi entrada. Le respondo “no sé, es difícil de explicarlo”.

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viernes, 4 de diciembre de 2009

El Storytellers de Foo Fighters


Me encanta el programa Storytellers. Ya he tenido el gusto de ver a Tori Amos, Def Leppard y Pearl Jam contando sus anécdotas y tocando algunas canciones. Este año el turno de grabar este especial fue de Foo Fighters, una banda que para mí tiene tres grandes virtudes. Primero, buena música y sin caer en pretensiones. Segundo, seguir la línea de Van Halen y Tom Petty para hacer videoclips creativos. Y tercero, no dejan de ser fans de música en ningún momento.

Cuando en 1996 se conoció la noticia de que Dave Grohl estaba en gira liderando a una banda, inmediatamente tuvo la bendición de la prensa, de la crítica y sobre todo del público. Su carisma y talento era conocido desde sus tiempos de Nirvana. No fue fácil acostumbrarse a verlo cantando y tocando guitarra. Pero poco a poco nos ya llenado con los Foo Fighters de canciones y recuerdos inolvidables. Una de éstas es de mis favoritas de toda la vida.

En el Storytellers podemos verlo en todo su esplendor (a veces creo que Grohl nació para la tele). Acá nos relata los inicios de la banda, los demos, la primera gira, un Halloween cuando se disfrazó de Darth Vader, la historia de Big me y los dulces Mentos, un par de rolas nuevas y anécdotas con Neil Young y Bob Dylan. Recomendadísimo, reirán bastante. Verlo en VH1.

Top 5 canciones Foo Fighters.
1. Best of you
2. D.O.A.
3. The Pretender
4. I’ll stick around
5. Times like these

Update: Gracias Allan y Pato por la recomendación.

Historias de Chayán – Los gays de enfrente


“No vaya ahí. Mire, que esos son gays. A saber ni qué le pueden hacer. No me tome a mal, pero yo no les confío. Hace días entró un trasvesti ahí… ¡un trasvesti, imagínese!

Un día se quedó uno parado acá en la puerta viendo los carteles y las paredes. "Qué buscás vos chayán?", le pregunté. Solo se me quedó viendo y siguió caminando, con un su estilo todo afeminado. Que asco. Creo que hasta las cejas tienen depiladas. No le digo pues, es el colmo.

Un chavo que vino acá la semana pasada, me contó que sí entró y lo atendieron. Y lo invitaron a un cumpleaños para el fin de semana. Y él de bruto fue. Sintió como si les gustaba y lo querían emborrachar. A saber ni qué le hubieran hecho. Tuvo que salir huyendo. Hubiera perdido su segunda virginidad, tná, jaja, si pues, su segunda virginidad. Jaja, por allá atrasito... ¿usted me entiende? Jaja. Uy no, que nervios.

Y yo no le quería contar, ¿pero sabe qué pasó anoche? Iban a violar a una mujer. Sí. Se lo juro. Hasta la policía vino. Ellos viven en aquella casa, allá enfrente. Pues la señora que vive al lado ya se había quejado con la policía que hacen fiestas los viernes y sábados durante toda la madrugada. Como son guanacos, parrandean hasta el amanecer, y no la dejaban dormir. Pero anoche escuchó gritos de una muchacha. Y cuando entró junto a los policías, vieron a una mujer tirada en la sala, en medio de una estrella pintada en el suelo, con candelas y todo. Como que hasta ritos satánicos hacen. Hoy no sé si están presos o qué, pero yo no les confío.

Además, no hacen tan bien su trabajo. Mire que yo he visto gays que sí saben lo que hacen, con estilo y todo. Y yo a usted le dejo mejor el corte. No es que sean mi competencia directa, usted. No. Cualquiera puede poner un salón de belleza o barbería en esta cuadra, yo no me enojo. Me preocupo por mis clientes. Pero ellos para nada, usted. Mire todo lo que son capaces.

Ahí corre la bola”.

Chayán existe en verdad y ha sido mi peluquero desde hace más de 10 años.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Escribiendo con Tourette, de Renato Bianchi.


Un libro fuerte, crítico y divertido, si abres la mente… y los ojos, va… si no la cosa no funciona muchá. “Yo soy de mente abierta”, dice la mara cool y luego despotrica mierda por no entender el valor de una expresión cultural.

El libro Escribiendo con Tourette, de Renato Bianchi, es una colección de historias que van desde experiencias celestiales en moteles, apariciones terroríficas y manejo de demonios internos. Cada una bendecida ya sea con fragmentos de líricas de canciones de The Doors, The Beatles y Iron Maiden; o textos de Charles Bukowski y William Blake.

El humor es negro, es ácido, es fantástico. Sus metáforas endiosan y satanizan actitudes humanas y supuestos actos cotidianos. Renato también se presenta con una fabulosa autobiografía ficticia, donde ha escrito los supuestos libros Cómo me pica el ojo del culo y Doña Florinda se cogía a don Ramón tras bastidores.

Dividido en Lado A y Lado B, en esta serie de cuentos la religión, la moral y las aspiraciones terminan realizando un delicioso trísom de estupideces. Y las ocurrencias hacen pareja perfecta con la crítica social. Así mismo, sus palabras finales bien pueden ser las que abren esta entretenida obra literaria: “Nota al lector: disculpadme querido amigo mío si en algún momento este libro te pareció o resultó molesto. Pero sucede que no hago felaciones”.

Libro: Escribiendo con Tourette.
Autor: Renato Bianchi.
Editorial: Palo de hormigo.

Update: Gracias Leon por el préstamo.